
Creo en el valor supremo del individuo, en su derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.
Creo que todo derecho implica una responsabilidad; toda oportunidad, una obligación, toda posesión, un deber.
Creo que las leyes se hicieron para los hombres y no éstos para aquellas; que el gobierno debe ser el servidor del pueblo, y no su amo.
Creo en la dignidad del trabajo, sea manual o intelectual; que la sociedad no le debe el sustento a ningún hombre, pero si la oportunidad de ganarse la vida.
Creo que el ahorro es indispensable a la vida bien ordenada, y que la economía es la base fundamental de toda estructura monetaria sana, ya sea ésta gubernamental, comercial o particular.
Creo que la verdad y la justicia son fundamentales en cualquier sistema social perdurable.
Creo en la santidad de las promesas, en que la palabra empeñada vale más que cualquier fianza; y que el carácter (y no la posición económica, de autoridad o social) constituye el valor supremo.
Creo que el prestar servicios útiles es el deber común de la humanidad, y que solo en el fuego purificador de sacrificio se consume la escoria del egoismo y se liberta la grandeza del alma humana.
Creo en un Dios omnisapiente y bondadoso, sea cual fuere el nombre por el que se le conozca; y que las realizaciones más altas del individuo, su mayor felicidad y su más amplia utilidad, se encuentran en vivir en armonía con su Divina Voluntad.
2010 AÑO REDONDO
Cada amanecer es un soplo de ESPERANZA.
ResponderEliminarFloren