------Damián Ruiz Martínez----sonó firme la voz del teniente----prepárese para acompañarnos. Ha sido ratificada su condena a muerte por la autoridad militar competente y va a ser ajusticiado.
-----Denme un minuto para acudir a afrontar mi destino debidamente preparado
Ordenó sus escasos menesteres, abrazó a sus compañeros que lo miraban con ojos espantados, recién sacados del sueño y abiertos por la visión de la muerte que se colaba junto con los primeros rayos de luz de la mañana en la celda pestilente.
No les dio ningún encargo para nadie, sabía que pronto ellos también afrontarían este trance. Todos, desde que nacemos somos carne con vocación de cementerio. Extendió las manos para que le colocaran las esposas y salió, con la cabeza alta y la serenidad en el rostro, a liberarse definitivamente.
------¿Quieres confesarte para morir en la paz del Señor?
------No tengo nada de que arrepentirme. Siempre he vivido según mi conciencia y ya me he puesto en paz con Dios. No necesito los consuelos espirituales de la Iglesia, no al menos los de ésta Iglesia-
------recalcó la palabra-----y de sus ministros.
Lo condujeron al campo de deportes del Arsenal de Cartagena al lugar que lo mismo servía para
invocar a Dios como para asesinar a sus criaturas. Rechazó la venda para los ojos y antes de caer abatido por las balas gritó:
------¡Viva España libre, viva la república!
Pssss. Qué tiempos. Qué miedo. A veces pienso en lo que tuvieron que pasar. Que sufrir. Siempre es peor para el que se va. Por mucho que los que se quedan sufran. Tengo miedo a esos momentos.
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