Si no hacemos así, la vida se oscurece.
Para vivir la ternura no se necesitan grandes cualidades.
Basta decir con espontaneidad el amor, sin avergonzarse.
La verdadera ternura se conjuga en voz activa y voz pasiva.
No sólo hay que darla sino recibirla con espontaneidad y alegría.
La ternura debe expresarse con naturalidad y en todo momento,
pero sobre todo, en los momentos tensos y difíciles.
La ternura no es amanerada y trivial.
Menos aún no se compagina con la agresividad.
Vivir la ternura no significa ser débil, manejable,
sino generoso y acogedor.
La ternura no se riñe con la energía.
La ternura no es exclusiva de la relación madre e hijo.
La familia, los hermanos y compañeros
agradecen también éste sentimiento.
A ser tierno, se aprende cada día con amor.
Nunca es tarde para empezar a practicarla.
No confunda nunca la sexualidad con la ternura.
Si bien es difícil entender la verdadera sexualidad
sin ternura.
Dar, expresar, acoger y recibir ternura
Qué tierno! Me encanta.
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